en lo maravilloso que podría ser que alguien, con un rostro y unos labios bien definidos en mi cerebro, al escuchar una canción determinada se acordara de mí... y se me vienen muchas canciones a la mente y no me quedo con ninguna. Se me ocurre pensar, por ejemplo en aquella canción vieja y que tanto he escuchado últimamente: imagínate que soy todo valor / sueña tú que yo voy a abrir el corazón / hay cosas que son minutas y son pequeñas pero grandes en tí / mil cosas que hacen un mar / que no puedo explicar / imagínatelo que te quiero... o aquella que tanto me gustaba hace algunos años, cuando quemaba mis tardes en los pasillos de la facultad con cigarro y vasito de unicel lleno del café de doña Mary: que no arranquen los coches, que se detengan todas las factorías, que la ciudad se llene de largas noches y calles frías... porque voy a salir esta noche contigo, se quedarán sin beatos las catedrales y seremos dos gatos al abrigo de los portales... canciones que se han ido yendo; que han pasado de mí, de mis tiempos, de mis piensos... sólo canciones que a muchos pueden no decirles nada o pueden hablarles bajito al oído, como no queriendo la cosa, como Pepe Grillo diciéndole a Pinoccio When you wish upon a star, ...Anything your heart desires will come to you If your heart is in your dreams, mientras ven una estrella más azul, más brillante perdidamente nítida en el firmamento. Pero son sólo canciones, canciones que no dicen más de lo que expresan: buenos deseos. Deseos que nacen en un rinconcito del corazón, el más oculto, el más temido, el que nos lleva a los sentidos, al estremecimiento de la piel cuando se cree que es posible creer, desear, soñar con esa caricia a tiempo, con la sonrisa perfecta, cuando uno se toma el tiempo para preguntarle al espacio sin esperar ninguna respuesta a cambio: ¿puede ser?... A veces me da por pensar en este y otro tipo de ideas; y sonrío y me doy cuenta de cuántas veces he tarareado esas canciones, desde la más sencilla hasta la más certera y me da algo de miedo pensar si al intentar cantarlas no he pensado en nadie en concreto. Si han sido canciones que han quedado en eso, en el desperdicio de la inspiración de cualquier hombre o mujer que no logran provocar nada en una noche de todos los santos y todos mis demonios, de todos los llantos y todas las sonrisas... canciones que han sido escritas para ir tirando, como combustible que no termina de llegar a mi motor, que no termina de llegar a mi voz. |
martes, noviembre 01, 2005
a veces, sólo a veces me da por pensar...
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