jueves, junio 09, 2005

El Siglo de la Gente

No, no soy feminista, caer en feminismos o machismos es retroceder 60 años en la historia de las mentalidades. Creo que la mujer y el hombre tenemos aptitudes, características, virtudes y defectos que más que separarnos tienen que acercarnos cultural, ideológica, sexual y emocionalmente. Si me propusiera a ser parte de algún tipo de movimiento, optaría por el movimiento parejista, no por el individual, creo que el día que el hombre y la mujer acepten que juntos se pueden obtener mejores resultados que cada quien por su lado, entonces sí podríamos hablar de una evolución. No dudo que el movimiento feminista haya tenido o tenga validez en muchísimos aspectos: el voto de la mujer, la igualdad en espacios públicos y privados, la libertad en la toma de decisiones respecto a su cuerpo, el derecho a la salud, el derecho para decidir ella por sí misma qué decir, qué hacer, qué crear; pero luego, cuando uno embandera cualquier movimiento, se cae en el fanatismo, y considero que el fanatismo es el mayor problema que atravieza la civilización actual en todas sus formas: políticas, ideológicas, religiosas, sexuales...
Si se pudiera manejar al siglo veinte en algún apartado histórico, o antropológico, tal vez podríamos denominarlo el siglo del trabajo femenino por y para las mujeres, con sus logros, tropiezos y encharcamientos, claro; creo que el siglo veintiuno será cada día que pase, un siglo de la gente, es decir, aquel donde hombres y mujeres tendrán que imponer esa diversidad sexual con sello propio, así lo están dejando ver las representaciones y los hechos de la cultura o la poítica. Si hay un cambio que se manifiesta con amplitud en los tiempos actuales, es éste, el de la presencia y exigencia más abierta de la gente y su entorno, en todos los ámbitos de la vida, lo cual me hace vislumbrar que podría imponerse a pesar de todo, pero no gratuitamente ni sin cuota de dolor. Por ello, el gran tema a dilucidar ahora tendrá que ser el siguiente: hasta dónde es posible ya dejar atrás el siglo femenino, para transitar a un nuevo siglo de la gente...

4 comentarios:

Ernesto Rodsan dijo...

Que chido oir esto de una mujer. Sobretodo porque el machismo es un producto de la mujer y porque sea una mujer quien plantié la posibilidad de sobrepasar al feminismo que es tan nefasto como su contrario. Usualmente nos ofrecen la mano y agarramos hasta la pata... human behaivor determinism. "El nuevo siglo de la gente", me gusta la idea. No dejo de pensar en la anécdota platicada por la Poniatowska cuando después de hartarse por las pestes que las mujeres decían de los hombres en una reunión de feministas, se paró y dijo a la audiencia: Señoras, me retiro, amo a mi esposo y quiero --ojo no debo-- ir a preparale la cena. Y esque de lo que se trata es del cariño, del amor, de las cosas que provienen del corazón por y hacia el ser amado.
Saludos a la mostra política.
May the force be with you, always

Anónimo dijo...

me impresiona el funcionamiento de tu cerebro para organizar ideas y escupirlas, neta que matarìa por tener un cerebro asì. Cuando termine de leer, me parè y aplaudì y no tuve màs palabras que "WOW".

Igor dijo...

Je je. Yo acabo de escribir algo acerca de esto (medio en broma pero también muy en serio). Le paso el link, mi estimada. A ver qué le parece...

http://rencoria.blogspot.com/2005_04_01_rencoria_archive.html#111444910664539639

Anónimo dijo...

Pos ira (que es coraje) méndiga. A mí todavía me resulta difícil entender lo que es "la gente". Pinche terminajo abstracto que no acabo de aprehender. Pero cuando pienso en él, me recuerda algo que le leí al buen Weber: "pa'qué nos hacemos pendejos...no hay tal cosa llamada «bien público», cuando queremos darle rumbo al mundo, siempre lo hacemos desde cierta posición y con ciertos intereses". Apoyo tu idea "antifeminista" (si es que se le puede llamar así), pero me dejas vacía cuando la alternativa que propones me resulta tan inaprensible. Yo soy mujer, pero bien pude haber sido hombre o gay, por eso, me late el no etiquetarme de feminista. Además, la neta me gustan mucho los hombres (y es que son tan chulos ellos). Sin embargo, reconozco que no soy igual a los demás. Así que, antes que pensarme como un granito más de la arena, prefiero seguir siendo La Martha, con todo lo que ella es.