jueves, febrero 23, 2006
La Princesa de los Rizos Furiosos I
Me hubiera gustado hacer una bitácora de lo que fue, de lo que ha sido tu presencia dentro y fuera de mí. Tener una libreta a la cual acudir para recordar los miedos, las sensaciones, la alegría, la risa y las lágrimas que se han ido regando desde que supe de ti, aún sin rostro, sin rizos, en esta tierra que de yerma se volvió fecunda gracias a tu risa, a tu mirada inquisitiva, a tus caricias y desdenes.
Me hubiera gustado tomarte una fotografía aquella mañana que me descubrió sin dormir junto a tu cuna, cuando ya estando despierta, no te manifestabas, no llorabas, no balbucías; sólo mirabas... observabas el techo, las paredes de tu refugio de tela, hasta que mi presencia llamó tu atención y me miraste ¿me miraste?, sin expresión, libre de cualquier efecto de gusto o temor, como queriendo decirme: "¿y bien, ahora qué sigue?" y casi acababas de salir de mi vientre y yo no sabía qué ofrecerte, qué decirte, cómo hablar con palabras pequeñitas a la emoción más grande, a la sensación más fuerte. Entonces, en esos días, te extrañaba dentro de mí, extrañaba tus movimientos, y sobre todo, extrañaba la sensación de seguridad que me proporcionaba sentirte dentro; pero ya estabas afuera y la vida que empezaba tenía que seguir de algún modo, de alguna manera... entonces comprendí, que tú serías quien llevaría el ritmo, quien guiaría mis pasos de madre inexperta, torpe, temerosa.
Me hubiera gustado hacer una bitácora de mis novatadas contigo, como cuando llegamos del hospital y creí que todo estaba listo para recibirte, pero, había que esterilizar biberones, había que hervir el agua, había que comprar fórmula, y me puse a llorar por no haberlo previsto, por creérme la peor de las madres, y tú no te enteraste porque dormías tranquila en el sillón de la sala. O escribir de aquel viaje que hicimos a Puerto Vallarta justo al mes de que naciste; nuestros paseos interminables en la playa; fue en ese viaje cuando te hablé de las ballenas, de cómo me anunciaron tu llegada mucho antes de que yo misma me diera cuenta de que ya te estabas cocinando en mi vientre.
No quiero olvidar nada, no quiero que llegues a ser una mujer sin historia, sin anécdotas, sin la memoria de risas o llantos primarios, básicos, ¿cómo registrar que tu único motivo de enojo, hasta la fecha, haya sido la frustración por no darte a entender con los demás?, ¿cómo dar testimonio de que no te gustan los abrazos ni los besos?, quién puede creerte todo eso, cómo podrías tú creerlo si alguien no lo escribe y no te lo cuenta cuando tengas 15, 20, 30 años... cuando realmente te interese saberlo... todavía no sé por qué te podría interesar... quizá sólo sea mi necio afán de seguir demostrándote lo grande que eres, este necio afán de compartirte la magia con la que has transformado la vida, la risa, el sentido.
lunes, febrero 20, 2006
Ya estuvo, no?
Necesito otro tequila para preguntarte: ¿ya te diste cuenta?, ¿ya te cayó el veinte?, ¿o sigues pensando que lo que a ti te importa es o debiera ser de interés universal? No, no te hagas pedazos tú solito. Deja que los demás te pendejeen, pero tú sigue pensando que tus verdades son dogmas irreductibles, que tus convicciones están muy por encima del resto de los mortales. Salud. No, no le creas a nadie cuando te diga que eres muy necio; es que no te entienden, tu inteligencia supera el límite de la de los otros mortales, tú eres El Inteligente, y sólo estás defendiendo tus puntos de vista. El sí y el no son las únicas respuestas que deben ser aceptadas. Si te digo que es probable o posible, podrías tomarme por destructiva... Salud y larga vida a la Talibana. ¿Si dijiste que yo era destructiva y en cambio tú eres constructivo?, y, cuando hablamos de virtud... fuiste tú quien alegaste que virtud proviene del latín vida y que el ser virtuoso no viene del vir griego, con que Aristóteles --quien a estas alturas del diálogo es un soberano pendejo-- te hace hombre, viril, virgo y virtuoso?, y si hablamos de virtud... cómo le puedes proponer a una bibliotecaria que te pase los dvd's de la enciclopedia más chingona que tenga en la biblioteca, para que el dueño de una compañía digitalizadora --también presente en la mesa-- te haga el paro y te los queme?... Otro tequilita, porfa... chin, te di pié para una nueva discusión... lo que no entiendo es: qué chingados tienen qué ver los ácaros de la almohada de Gabriel en el tema de la piratería?, ¿de verdad crees que podrías conseguir un permiso para utilizar el telescopio hoover y analizar la cama del Gabo para demostrarle la presencia inminente de tan temibles bichos?... otro tequila, gracias...
Preferiría no seguir con el tema. La noche es gloriosa, la luna está en menguante, el asador está en su punto; hay tequila, queso, arrachera, guacamole, y Arturo acaba de poner un disco del flaco Joaquín. Todo es perfecto. Estoy felizmente cansada, agotada; pero podría seguir un poco más si me sirvieras otro tequila y por un momento, sólo por un momento, dejaras de decir tanta pendejada y te concentraras en la plática de lo que esperamos del desempeño de la selección nacional en el próximo mundial.
Preferiría no seguir con el tema. La noche es gloriosa, la luna está en menguante, el asador está en su punto; hay tequila, queso, arrachera, guacamole, y Arturo acaba de poner un disco del flaco Joaquín. Todo es perfecto. Estoy felizmente cansada, agotada; pero podría seguir un poco más si me sirvieras otro tequila y por un momento, sólo por un momento, dejaras de decir tanta pendejada y te concentraras en la plática de lo que esperamos del desempeño de la selección nacional en el próximo mundial.
martes, febrero 14, 2006
Tal vez sabría.
Si a mí me hubieran dicho
que la realidad me soñaría,
que un bosque cobijaría mi nombre
con estrellas,
o que un ave imperfecta
me cedería sus alas,
si a mí me hubieran dicho
que los hombres se alimentan de hombres
y que desde su bañera,
un manatí canta de noche en noche,
canciones que no ha aprendido y nunca olvida,
si a mí me hubieran dicho
que hay una casa sin puertas
y a una ventana le falta un gato adormilado,
si a mí me hubieran dicho
que no necesito andar sobre mis pasos
para encontrarte siempre
doblado en mi costado,
Si a mi me hubieran dicho
que las fotografías son injustas
y que al sonido
se lo lleva el viento,
Si me hubieran dicho todo eso,
tal vez sabría, tal vez.
que la realidad me soñaría,
que un bosque cobijaría mi nombre
con estrellas,
o que un ave imperfecta
me cedería sus alas,
si a mí me hubieran dicho
que los hombres se alimentan de hombres
y que desde su bañera,
un manatí canta de noche en noche,
canciones que no ha aprendido y nunca olvida,
si a mí me hubieran dicho
que hay una casa sin puertas
y a una ventana le falta un gato adormilado,
si a mí me hubieran dicho
que no necesito andar sobre mis pasos
para encontrarte siempre
doblado en mi costado,
Si a mi me hubieran dicho
que las fotografías son injustas
y que al sonido
se lo lleva el viento,
Si me hubieran dicho todo eso,
tal vez sabría, tal vez.
lunes, febrero 13, 2006
Sobrecama X
Eres un recuerdo borroso, como trazo difuminado sobre lienzo sucio, como humo de cigarro en mitad de la pista de baile de un burdel de cuarta, difuso como visión nocturna alcoholosa, como mirada en medio del llanto. Borroso tu recuerdo, tu silueta sentada al borde de la cama, tu sonrisa siniestra al hacer el trato. Ya se borró tu saliva del corte de mi cuello, tampoco siento el lento descenso de tu semen por mi entrepierna y mi piel ya no brilla con tu sudor; aún así, sé que no te has ido. Quedan las huellas de tus dedos alrededor de mi cuello, algunas marcas subcutáneas de sangre amotinada a lo largo de mi espalda y no siento mis piernas, tampoco mis brazos. Tal vez estoy muerta, pero es tan doloroso todavía… ¿o ya no me duele?, ¿acaso sea el recuerdo de un dolor antiguo?... ya no recuerdo tus gritos, ni siquiera sé si te había hecho enojar, ¿estabas enojado?... Parece que todo se me está olvidando de a poquito, no recuerdo mi nombre, tampoco el nombre que quisiste grabar en mis oídos, en mi cerebro, ¿era puta o piruja?, ya no importa, nunca importó. Sé que mi cama recordará nuestra batalla, porque las camas tienen memoria, memoria de los cuerpos, de los fluidos, de los olores, memoria del peso que me torturaba cada noche y que nunca fue el mismo, hasta que te encontré ¿o me encontraste? Se me está acabando el tiempo y tú tienes que irte. Ve y piérdete por calles que no conozcas, que no hayas caminado nunca, sé un rostro anónimo, apenas nadie y no cierres la puerta al salir, revisarán todo, preguntarán a todos, pero tú y yo no les diremos nada. Será lo que tenga que ser; otro crimen, otra rayita para las estadísticas, un nuevo expediente que se empolvará sobre la mesa de un ministerio público que ni siquiera leerá cuál es mi nombre –si es que alguna vez tuve uno real— y lo ensuciará –mi nombre y el expediente-- con salsa de tomate o comentarios tan sucios como este cuarto en el que fui tan tuya, por tan poquito tiempo. Es hora de que te vayas, tu tiempo se ha acabado y sólo pagaste dos horas por adelantado. Ve y piérdete y no cierres la puerta cuando salgas, no toques, pero tampoco olvides nada. Y así, nadie, nunca, recordará lo que tú y yo fuimos.
viernes, febrero 10, 2006
Camilo y El Principito
(fragmento de "Camilo, El Bicho Ilustrado")
Para Lavinia, como todo, como siempre...
Para Gustavo, por ser un juez misericordioso...
Las personas salieron de la habitación y Camilo regresó al fondo de su pecera.
—¡Te vas a ir, bicho rojo, ya no te quieren!— dijo el Gato con Botas entre risas.
Camilo escuchó asustado.
—No le hagas caso, Camilo, podría venir el hada madrina y si realmente lo deseas, podría transformarte en libro hasta las 12 de la noche para que no te echaran de la casa. — intentó tranquilizarlo La Cenicienta.
Camilo buscó la opinión de su amigo, La Historia Interminable, pero si hacemos memoria, recordaremos que al no descansar la noche anterior, ahora dormía profundamente en su librero. Camilo con mucha vergüenza, lo despertó.
—Historia, Historia, despierta, ¿si?
La Historia Interminable despertó lentamente, se estiró como gato y suspiró.
—Ahora qué pasa, Camilo... ¿Cuál es el problema?
—Es que, me quieren llevar, ya no me quieren en esta casa...
— ¿Quién, qué pasó?
Entre todos los libros le explicaron lo que había sucedido mientras dormía. La Historia Interminable quiso encontrar en su interior las palabras apropiadas que calmaran a Camilo, pero éste ya había comenzado a llorar. Fue en ese momento cuando una vocecita dijo:
—Lo más lejos que te podrían mandar es al asteroide M686...
Camilo trató de ubicar esa voz tan delgadita y dulce, que parecía deslizarse por un hilo de sol.
— ¿Y eso queda muy lejos?— se atrevió a preguntar Camilo.
— Sí, muuuy lejos—. Respondió la vocecita.
— ¿pero, quién eres tú?— preguntó Camilo.
— Soy El Principito.
IV
Camilo no entendía por qué la voz de El Principito era tan pequeña, aunque débil sería la expresión correcta si consultamos el diccionario que nos hacen manejar en la escuela; ahora, pidiéndole una disculpa –puesto que también es un libro y los libros son un poquito delicados-, diremos que la voz de El Principito era pequeña.
Como les iba diciendo, Camilo no entendía a qué se debía este cambio de voz en otro libro, que, si Camilo lo hubiera alcanzado a ver desde donde estaba, hubiera notado que no tenía ninguna diferencia con los otros.
Después de dar muchas vueltas en su pecera intentando diluir sus lágrimas en el agua, Camilo volvió a preguntar a El Principito:
-- Dime, Principito, ¿tú has viajado mucho?
-- No, Camilo, como libro yo nunca he viajado, más que de la librería a esta habitación.
-- Entonces –repuso Camilo- ¿cómo sabes del asteroide ese?, ¿qué es un asteroide?
--La Historia que me habita habla de un viajero, un pequeño príncipe de otro planeta que viaja buscando valores. Por eso sé de la existencia de los asteroides, y de las boas, y de las puestas de sol, de las flores y el desierto.
--No entiendo –dijo Camilo muy serio-, Sé lo que es una historia porque ya he convivido con algunos de los libros que habitan esta casa… pero no entiendo lo que es un planeta, lo que es un príncipe, lo que es una boa o una puesta de sol, tampoco sé lo que es un desierto. No te entiendo principito, dime por favor, ¿qué son los valores?
El principito suspiró, como cualquiera de nosotros cuando nos encontramos con alguien a quien hay que explicarle las cosas con mucho cuidado para que nos entienda.
-Los valores son invisibles, no es algo que puedas tocar como lo es tu pecera, la madera sobre la que estamos, las paredes o los niños. Sin embargo, los valores son algo que podemos sentir, en lo que podemos creer, algo con lo que vivimos todos los días.
-Sigo sin entenderte nada.
-A ver, Camilo ¿alguno de nosotros, quiero decir, de los libros que has conocido, te ha dado protección, o te ha demostrado cariño, confianza, o respeto?
Camilo no dudó en responder:
-Claro, La Historia Interminable, desde que llegué, que no hace mucho tiempo, me ha dado todo eso que estás diciendo.
- Bien, entonces podemos decir que La Historia Interminable te ha encontrado valioso para él como amigo.
- Valioso como amigo – repitió Camilo en voz baja y volvió a preguntar- ¿y él cómo sabe que yo soy valioso?
-A lo mejor, porque La Historia Interminable pudo ver lo esencial de ti.
-¡Ay, Principito, y ¿qué es lo esencial?!
-Lo esencial es lo invisible para los ojos.
-Entonces –volvió a preguntar Camilo- ¿cómo podemos verlo?
-Con los ojos que tienes en tu corazón, Camilo, siempre ve con los ojos de tu corazón.
-Con los ojos del corazón… - murmuró Camilo.
Cuando La Historia Interminable se dio cuenta de que la plática entre El Principito y Camilo parecía no tener fin, intervino.
-Mira Camilo, sucede que, aquí nuestro amigo El Principito siempre habla como si todos entendiésemos lo que nos dice, algunos ya lo hemos hecho, pero tú, al ser nuevo en esta habitación es normal que tardes un poco más en comprender todo lo que está diciendo.
El Principito comentó.
-Lo que pasa es que Camilo piensa como los adultos, hay que darle una explicación para todo.
-Pero yo no soy adulto, tan sólo soy un pez muy pequeño…
-Debemos tenerle paciencia a nuestro amigo, Principito, él a penas está conociéndonos y no podemos creer, seríamos necios como los adultos, que Camilo va a entender todo con la primera explicación que le demos. – Concluyó La Historia Interminable.
-Pero –insistió Camilo- ¿qué pasa con los valores?, ¿qué con la flor, los asteroides, el desierto?
-Todas las cosas que te he dicho, Camilo, si sigues mi consejo de mirar con el corazón las vas a ir entendiendo poco a poco, vas a comprender que sólo puede haber una flor única en tu corazón, que ir de asteroide en asteroide te va a enseñar a comprender mejor tu propio mundo, y, que si en algún momento te sientes tan solo como en un desierto, el saber que hay una flor que te espera en algún lugar, el haber conocido tantos mundos, te van a servir de compañía. Todo es cuestión, de que aprendas a mirar con el corazón.
Camilo fue hasta el fondo de su pecera para pensar en todo lo que le había dicho El Principito. Cerró sus ojos con mucha fuerza y trató de ver su corazón… no pasó nada, cuando volvió a abrirlos, se dio cuenta de que lo único que había logrado era el haber provocado un tipo de resplandor a donde dirigiera su vista. Volvió a cerrar sus ojos. Se concentró. En alguna parte de él mismo distinguió, con dolor, el cansancio de El Fantasma de Canterville, también vio a La Historia Interminable cobijarlo con sus letras mientras dormía, y se alegró. Se empezó a dar cuenta que podía ver sin abrir los ojos. Eso es lo que nosotros podemos hacer continuamente cuando nos acordamos de algo que nos pasó, o cuando soñamos, por ejemplo, y es muy simple para uno como ser humano… pero, para un bicho rojo la cosa puede ser más complicada de lo que nos pudiéramos imaginar.
Camilo pasó toda aquella mañana tratando ver con los ojos de su corazón. Sonrió y lloró. De algún modo estaba aprendiendo algo nuevo. Los libros, aunque sea poquito, siempre nos enseñan algo nuevo. Y, Camilo no fue la excepción, y tú, ¿has aprendido algo?
Camilo escuchó asustado.
—No le hagas caso, Camilo, podría venir el hada madrina y si realmente lo deseas, podría transformarte en libro hasta las 12 de la noche para que no te echaran de la casa. — intentó tranquilizarlo La Cenicienta.
Camilo buscó la opinión de su amigo, La Historia Interminable, pero si hacemos memoria, recordaremos que al no descansar la noche anterior, ahora dormía profundamente en su librero. Camilo con mucha vergüenza, lo despertó.
—Historia, Historia, despierta, ¿si?
La Historia Interminable despertó lentamente, se estiró como gato y suspiró.
—Ahora qué pasa, Camilo... ¿Cuál es el problema?
—Es que, me quieren llevar, ya no me quieren en esta casa...
— ¿Quién, qué pasó?
Entre todos los libros le explicaron lo que había sucedido mientras dormía. La Historia Interminable quiso encontrar en su interior las palabras apropiadas que calmaran a Camilo, pero éste ya había comenzado a llorar. Fue en ese momento cuando una vocecita dijo:
—Lo más lejos que te podrían mandar es al asteroide M686...
Camilo trató de ubicar esa voz tan delgadita y dulce, que parecía deslizarse por un hilo de sol.
— ¿Y eso queda muy lejos?— se atrevió a preguntar Camilo.
— Sí, muuuy lejos—. Respondió la vocecita.
— ¿pero, quién eres tú?— preguntó Camilo.
— Soy El Principito.
IV
Camilo no entendía por qué la voz de El Principito era tan pequeña, aunque débil sería la expresión correcta si consultamos el diccionario que nos hacen manejar en la escuela; ahora, pidiéndole una disculpa –puesto que también es un libro y los libros son un poquito delicados-, diremos que la voz de El Principito era pequeña.
Como les iba diciendo, Camilo no entendía a qué se debía este cambio de voz en otro libro, que, si Camilo lo hubiera alcanzado a ver desde donde estaba, hubiera notado que no tenía ninguna diferencia con los otros.
Después de dar muchas vueltas en su pecera intentando diluir sus lágrimas en el agua, Camilo volvió a preguntar a El Principito:
-- Dime, Principito, ¿tú has viajado mucho?
-- No, Camilo, como libro yo nunca he viajado, más que de la librería a esta habitación.
-- Entonces –repuso Camilo- ¿cómo sabes del asteroide ese?, ¿qué es un asteroide?
--La Historia que me habita habla de un viajero, un pequeño príncipe de otro planeta que viaja buscando valores. Por eso sé de la existencia de los asteroides, y de las boas, y de las puestas de sol, de las flores y el desierto.
--No entiendo –dijo Camilo muy serio-, Sé lo que es una historia porque ya he convivido con algunos de los libros que habitan esta casa… pero no entiendo lo que es un planeta, lo que es un príncipe, lo que es una boa o una puesta de sol, tampoco sé lo que es un desierto. No te entiendo principito, dime por favor, ¿qué son los valores?
El principito suspiró, como cualquiera de nosotros cuando nos encontramos con alguien a quien hay que explicarle las cosas con mucho cuidado para que nos entienda.
-Los valores son invisibles, no es algo que puedas tocar como lo es tu pecera, la madera sobre la que estamos, las paredes o los niños. Sin embargo, los valores son algo que podemos sentir, en lo que podemos creer, algo con lo que vivimos todos los días.
-Sigo sin entenderte nada.
-A ver, Camilo ¿alguno de nosotros, quiero decir, de los libros que has conocido, te ha dado protección, o te ha demostrado cariño, confianza, o respeto?
Camilo no dudó en responder:
-Claro, La Historia Interminable, desde que llegué, que no hace mucho tiempo, me ha dado todo eso que estás diciendo.
- Bien, entonces podemos decir que La Historia Interminable te ha encontrado valioso para él como amigo.
- Valioso como amigo – repitió Camilo en voz baja y volvió a preguntar- ¿y él cómo sabe que yo soy valioso?
-A lo mejor, porque La Historia Interminable pudo ver lo esencial de ti.
-¡Ay, Principito, y ¿qué es lo esencial?!
-Lo esencial es lo invisible para los ojos.
-Entonces –volvió a preguntar Camilo- ¿cómo podemos verlo?
-Con los ojos que tienes en tu corazón, Camilo, siempre ve con los ojos de tu corazón.
-Con los ojos del corazón… - murmuró Camilo.
Cuando La Historia Interminable se dio cuenta de que la plática entre El Principito y Camilo parecía no tener fin, intervino.
-Mira Camilo, sucede que, aquí nuestro amigo El Principito siempre habla como si todos entendiésemos lo que nos dice, algunos ya lo hemos hecho, pero tú, al ser nuevo en esta habitación es normal que tardes un poco más en comprender todo lo que está diciendo.
El Principito comentó.
-Lo que pasa es que Camilo piensa como los adultos, hay que darle una explicación para todo.
-Pero yo no soy adulto, tan sólo soy un pez muy pequeño…
-Debemos tenerle paciencia a nuestro amigo, Principito, él a penas está conociéndonos y no podemos creer, seríamos necios como los adultos, que Camilo va a entender todo con la primera explicación que le demos. – Concluyó La Historia Interminable.
-Pero –insistió Camilo- ¿qué pasa con los valores?, ¿qué con la flor, los asteroides, el desierto?
-Todas las cosas que te he dicho, Camilo, si sigues mi consejo de mirar con el corazón las vas a ir entendiendo poco a poco, vas a comprender que sólo puede haber una flor única en tu corazón, que ir de asteroide en asteroide te va a enseñar a comprender mejor tu propio mundo, y, que si en algún momento te sientes tan solo como en un desierto, el saber que hay una flor que te espera en algún lugar, el haber conocido tantos mundos, te van a servir de compañía. Todo es cuestión, de que aprendas a mirar con el corazón.
Camilo fue hasta el fondo de su pecera para pensar en todo lo que le había dicho El Principito. Cerró sus ojos con mucha fuerza y trató de ver su corazón… no pasó nada, cuando volvió a abrirlos, se dio cuenta de que lo único que había logrado era el haber provocado un tipo de resplandor a donde dirigiera su vista. Volvió a cerrar sus ojos. Se concentró. En alguna parte de él mismo distinguió, con dolor, el cansancio de El Fantasma de Canterville, también vio a La Historia Interminable cobijarlo con sus letras mientras dormía, y se alegró. Se empezó a dar cuenta que podía ver sin abrir los ojos. Eso es lo que nosotros podemos hacer continuamente cuando nos acordamos de algo que nos pasó, o cuando soñamos, por ejemplo, y es muy simple para uno como ser humano… pero, para un bicho rojo la cosa puede ser más complicada de lo que nos pudiéramos imaginar.
Camilo pasó toda aquella mañana tratando ver con los ojos de su corazón. Sonrió y lloró. De algún modo estaba aprendiendo algo nuevo. Los libros, aunque sea poquito, siempre nos enseñan algo nuevo. Y, Camilo no fue la excepción, y tú, ¿has aprendido algo?
martes, febrero 07, 2006
Plantas Locas
Sucede que uno cree conocer perfectamente su entorno hasta que nota cambios inimaginables en el mismo, situación que también pasa con las personas: me ha tocado participar de fenómenos extrañísimos de evolución e involución afectiva, intelectual, religiosa o física en seres muy cercanos a mí e incluso ser parte de tales fenómenos; y ahora puedo comprobar que las plantas no son la excepción.
Desde hace aproximadamente un mes, estoy sola en mi casa; esto ha permitido que desarrolle ciertas habilidades domésticas, hasta ahora desconocidas en mí. Una de estas actividades a las cuales me he visto obligada es a regar las plantas todos los días, sin duda una tarea relajante que me ha permitido conocer el comportamiento de algunas de las plantas que viven dentro y fuera de mi casa. Por ejemplo, el árbol-arbusto "huele de noche", huele más si lo riego por la tarde que por la mañana, los alcatraces están floreando de uno en uno y requieren de muy poca agua para sobrevivir, el limón tiene acelerado el proceso de maduración de sus frutos y la azalea está plagada de flores blancas, tan blancas que lastiman la vista bajo el sol.
En diciembre tuvimos un golpe bajo en materia de plantas de ornato; en la parte exterior de la casa tenemos una maceta con una bugambilia "original fucsia color", era la primera vez que floreaba y todos estábamos felices ante la explosión morada que nos recibía o nos despedía --según el caso-- en la puerta de la casa. Un lunes, como cualquier lunes cualquiera, nos dimos cuenta de que el 70% de las flores estaban en el piso y las hojas se iban desprendiendo a la menor provocación; el martes la planta estaba totalmente seca. El suceso consternó a toda la familia, mi padre, el protector principal de las plantas de la casa, echó un poco de agua en la maceta y observó la reacción: una pantalla de gasolina emergió de la tierra. Alguien, no sabemos quién ni por qué motivos, había vertido gasolina en esa maceta matando la maravilla colorida que se nos regaló por unos días. El viejerío ofrecimos soluciones: cambiar la tierra de la maceta, llevar la planta al vivero, poner fertilizante, utilizar cáscaras de huevo para fortalecer la tierra o ya de perdis, los restos del café; la respuesta de mi padre fue contundente: "no hay nada qué hacer, la bugambilia está muerta", silencio sepulcral, casi doloroso de tan profundo.
La pena nos duró realmente poco, ante la inminencia del viaje programado al exterior de mis padres, poco a poco dejamos de sentir la muerte de la bugambilia y sólo de vez en cuando hacíamos algún comentario altisonante lanzado al aire, en contra de quien pudo haber perpetrado tan ignome crímen.
Esta mañana, cuando todo parecía ser una mañana de rutina, cuando la princesa de los rizos furiosos trabajaba por subirse al carro ella solita y pedirle a su oso que la abrazara hasta llegar a la escuela, cuando la prisa por ser martes de inicio de semana y vamosavercómoestáeltráfico, me llevaba a abrir el cancel de la entrada, noté un tímido viso morado en la maceta que habíamos dejado en la entrada de la puerta como una tumba a la que por 3 días había sido una planta gloriosa. Abrí totalmente el cancel y caminé hacia la maceta, la visión fue casi fantasmagórica: de las ramas secas estaban brotando, así como si nada, como no queriendo, pequeñas hojas en color verde tierno, verde nuevo y para mi sorpresa, para mi gran sorpresa, había pequeñísimas florecitas moradas pegadas a las ramas; sobreviviendo al frío, al olvido, como damnificadas en zona de desastre.
viernes, febrero 03, 2006
"Píntame un cordero"
Exposición plástica, velada literaria y música, en la galería Chucho Reyes de la Universidad de Guadalajara en Lerdo de Tejada 2117, el jueves 9 de febrero de 2006 a las 20:00hrs. Evento organizado por la celebración del segundo aniversario de la revista carpeta de arte Casiopea.
El evento consistirá en lo siguiente:
Exposición plástica de alrededor de 25 piezas de mediano formato dedicada y basada en la obra de "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéri.
Los artistas confirmados hasta el día de hoy son: Lourdes Covarrubias, Michele Freyría, Nila Pérez, José Zepeda, Felipe Serrano, Alma Albineda, Di Paola Blum, Rocío González "La Chía", Patrícia García, Augusto Metztli, Roberto Aceves, María Inés, Montserrat Ramos, Osvaldo Suárez, Claudía García, Claudía Perenzales, Rocío Gallegos, Victor Joseph, Yolliztli Ruíz, Ismael Fino, Leticia Schmidt, Luis Rodriguez Alvidrez, Julio Sahagún Pentrexyl, Carlos Arriola, Paola Palacios Elisa Ramirez, Rocío Cantú, Daniel Neufeld, Yunuen Ledesma, Cecilia Fernández, Ipsaím Ruiz y Livier Fernández Topete.
Lectura de algunos fragmentos del "Principito" y de textos hechos inspirados en dicha historia. Por los siguientes escritores: Gabriel Torsan, Ramsés Figueroa, Arnau Muría y Georgina Torres.
Música a cargo de la cantante: Ro Jiménez.
miércoles, febrero 01, 2006
Date de Besos
No pido más que un beso:
un beso dador de vida
un beso que quite el sueño
un beso que me demude
un beso que me refresque
un beso que me atormente
un beso que me redima
un beso que me atarante
un beso que me ilumine
Un beso, nada más. Un beso
que me tirite el calor
que no me deje en paz
que fluya por mis labios
por mis rincones,
en mis secretos
Que viva dentro,
fuerte.
Que flote afuera,
suave.
un beso que no se apague
un beso sin prórrogas
que se entregue a domicilio
y tenga llave de la puerta
un beso que no sea a plazo fijo,
ni me llegue envuelto en cuentas
o en cuentos.
No pido más, tan solo, tan sólo, un beso.
Un beso que sea robado
Un beso que sea salado
Un beso que sepa a mí
Un beso que sea de ti
Un beso tabacoso
Un beso cabernet
Un beso de vodka y arándano
Un beso tequilero
Un beso cafetero
Un beso de madrugada
Un beso que no se aprenda
Un beso que no se fije
Un beso que me perdone
Un beso que no reclame
Un beso que llegue solo
Y se pierda en mi boca
y me inunde los sueños
Un beso, no pido nada, tan solo un beso.
un beso dador de vida
un beso que quite el sueño
un beso que me demude
un beso que me refresque
un beso que me atormente
un beso que me redima
un beso que me atarante
un beso que me ilumine
Un beso, nada más. Un beso
que me tirite el calor
que no me deje en paz
que fluya por mis labios
por mis rincones,
en mis secretos
Que viva dentro,
fuerte.
Que flote afuera,
suave.
un beso que no se apague
un beso sin prórrogas
que se entregue a domicilio
y tenga llave de la puerta
un beso que no sea a plazo fijo,
ni me llegue envuelto en cuentas
o en cuentos.
No pido más, tan solo, tan sólo, un beso.
Un beso que sea robado
Un beso que sea salado
Un beso que sepa a mí
Un beso que sea de ti
Un beso tabacoso
Un beso cabernet
Un beso de vodka y arándano
Un beso tequilero
Un beso cafetero
Un beso de madrugada
Un beso que no se aprenda
Un beso que no se fije
Un beso que me perdone
Un beso que no reclame
Un beso que llegue solo
Y se pierda en mi boca
y me inunde los sueños
Un beso, no pido nada, tan solo un beso.
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