viernes, agosto 26, 2005

And so it is...


Pensar en el mar, no en cualquier mar, no... pensar en el mar que me trajo la vida y al que le entregué tantas horas, miedos, llanto, sueños, historias. Pensar en la gente que dejé allá, frente al mar, la misma que conocí o reconocí en esas playas. Mi hermana se hizo madre en esa arena, mi hija se hizo carne sobre sus olas. Deberle tanto y tanto haber dejado, me hace pensar que es justo hacerle su homenaje, chiquito, como no queriendo la cosa. Yo no pienso hablar de sus calles, de la corona de su iglesia, de las piedras que impiden el acceso tranquilo a las olas, no. De hecho no pienso hablar de nada en concreto. Es sólo que hoy es viernes y una amiga tuvo a bien enviarme una imagen sobre ese mar que tantas veces me tuvo entre sus olas, acariciándome o rechazándome, como buen amante, como buen amigo, como buen tunante. Creí que nunca llegaría pesarme el distanciarme demasiado de sus playas, el no sentir su humedad sobre mi piel, el no respirar pesado aquel olor a brea fresca, huele a mar, huelo a ti... tantas cosas llegué a pensar cuando tomé mi vida guardándola en una bolsa y salí de aquel departamento, de aquellos brazos, y hoy, después de algunos años, reconozco la nostalgia de aquel mar como agua anegada en alguna parte de lo que soy ahora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Entre el mar, la montaña, los libros, los amantes, el titulo en ingles, etc. no le vas a dejar ni migajas a la tristeza.

Anónimo dijo...

Chingón, de verdad muy fregón méndiga. Gracias por compartirlo.

Saludos