Para C que se fue yendo mucho antes de terminar de encontrarlo.
In memoriam
Me gustaba estar contigo, aunque siempre terminaba desesperándome por tus procedimientos. Te alegaba por tu imputualidad, por terminar nuestras citas cuando a penas íbamos empezándolas, por sabotear lo poquito que llegamos a sentir el uno por el otro. Luego te fui conociendo mejor y descubrí que tu manía era no terminar nada, no cerrar círculos, ir dejando todo a medias:
las conversaciones,
el amor,
el desamor,
el odio,
los celos,
los libros,
el café,
el cigarro,
los pagos (siempre pagabas la mitad del mínimo a pagar)
las sonrisas,
el llanto,
la rabia,
los textos,
el alcohol (incluso entre amigos pensábamos que tenías serios problemas con tu manera de beber porque siempre dejabas la mitad:
de la cerveza,
de la cuba,
de tu vodka)
...
Nunca lograste concluír nada. Hoy me avisaron de tu muerte y me queda la vaga esperanza de que para variar éste asunto, también lo hayas dejado a medio terminar.
2 comentarios:
Recuerdo que a una novia la llamé C. Lo hice así por muchas razones: el sonido de la letra, pero también por lo que ese sonido singifica en la lengua que hablamos. No sé porque digo esto, pero se me vino a la cabeza al leer este post. Chido mi mostra, espero que cuando muera no sea a medias y también deseo estar bien conciente para darme cuenta que me estoy muriendo.
A pesar de no gustarme mucho la narrativa sobre relaciones de pareja, para eso y por eso soy hombre, encuentro este texto con un buen final, esperanzador, deprimente, melancólico. Al reflejar ambivalencia amor-odio en la necesidad del otro a través de sus defectos.
Lo único que puede salvarnos son nuestros defectos.
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