jueves, julio 14, 2005

Sobrecama I

Te gustaba mirarme. Lo descubrí una noche después de haber estado quemando juntos las sábanas. Lejos de percibir cualquier efecto en tu voz, escuché que me decías con la voz ronca de tanto besarnos "me gusta tu espalda". En un tono que tú ya conocías te respondí sin mirarte "tú nomás dime y te la doy cuando quieras". Seguí sentada en la orilla de la cama, fumando, viendo sin interés las imágenes que corrían frente a mis ojos en la pantalla. "¿qué no habrá porno para mujeres?", "¿y de cuándo acá te interesa el porno?", "¿y por qué no?", "claro que hay porno para mujeres --dijiste como si fueras a dar una cátedra-- son las novelas", "no mames, las novelas no son porno", "por supuesto que sí, un porno del dolor, las buenas que siempre están muy buenas, sufren y sufren pero siempre se ganan al mamado de la novela"."Puros pendejos", "pero son los que les gustan". Apagué mi cigarro y te enfrenté "¿y cómo sabes tú que nos gustan los pendejos?", sonreíste "¿no estoy yo aquí?", "tú eres un aprendiz de canalla, no un pendejo... te salva el querer ser el malo".

A un guiño me tuviste de nuevo junto a ti, compartiendo la almohada, el pedazo de sábana, el nuevo cigarrillo en tus manos. Tu piel ya no era cálida como media hora atrás, ahora estaba fría, incómoda, lacia y sin ganas. Tomaste el control y empezamos a darle la vuelta a los canales: noticias, series, documentales --un bebuino puede tener un montón de hembras hasta que llega uno más joven y le quita su harem--, más noticias, más series, compras por tv... te detuviste en ese canal. Una mujer de pechos grandes lavaba un automovil deportivo rojo. Te adiviné siguiendo sus movimientos sobre el carro, viendo como se mojaba su camisetita blanca mientras aplastaba las tetas sobre el cofre, esperando que se levantara para adivinarle el frío bajo la tela. Te enfrenté. Tu cigarro colgaba peligrosamente de la comisura de tu labio inferior, tenías la boca abierta. "Cuando tenga dinero te voy a regalar un deportivo rojo, como ése" te dije, pero no contestaste.

Me separé de ti y de un solo golpe sentí como mi piel se enfriaba.Caminé hasta la ventana, abrí las cortinas: al fondo el mar era una adivinanza. En el departamento de a lado una mujer semidesnuda estaba junto a su ventana creyendo ver el mar. La imaginé en la misma situación que yo, con su hombre en la cama viendo a una tetona lavando un deportivo rojo, mientras ella aparentaba no ser vista por la mujer semidesnuda que estaba en la ventana del departamento de a lado,creyendo ver el mar, con su hombre en la cama viendo a una tetona lavando un deportivo rojo; mientras aparentaba no ser vista por la mujer semidesnuda que estaba en la ventana del departamento de a lado creyendo ver el mar, con su hombre en la cama viendo a una tetona lavando un deportivo rojo; mientras aparentaba no ser vista por la mujer en la ventana...

3 comentarios:

Igor dijo...

Nice. TExto profundo que me recuerda un poco, sólo un poco, cierta referencia cortazariana a la circularidad de los parques. No sé si haya sido intencional, pero la metáfora acerca de quemar las sábanas invita a una doble lectura. La más obvia, es decir, la proveniente del cigarro, es la que se presenta en la inmediatez del texto. Pero como te decía ayer, considero que ningún texto es cerrado en sí mismo. O sea, ofrece lecturas variadísimas. Entre ellas, viene la segunda a la que invita la mencionada metáfora: la de quemar las sábanas con los cuerpos. Erotismo puro de tan sutil. Esta segunda lectura se refuerza sobre todo cuando haces referencia a la gelidez del cuerpo del hombre que yace sobre la cama (un cuerpo frío siempre remite a muerte; sería una buena veta para explorar y desarrollar un poco más la trama). El posicionamiento ético que se desprende de la conclusión del texto, es decir, ambas mujeres mirándose y siendo una misma, deja entrever una especie de crítica velada hacia las visiones estereotipadas acerca de lo que es ser mujer (y ser hombre, porque las referencias a las bimbos y a los pendejos es bastante potente). Me gustó. Definitivamente me gusto. La neta, el texto pide más, mi estimada. Escríbale ¿no?

Igor dijo...

Perdón. No es circularidad, es continuidad. La circularidad tiene un cierto sentido borgiano que también es posible encontrar en tu texto.

Salut

libréluna dijo...

El tiraletras siempre expone un poco de sus lecturas previas, mi estimado, sí el rollo circular del final tiene que ver con Borges y Cortazar. Y también, como comentábamos ayer, el texto en sí es una invitación a la interpretación, no sólo este, cualquier texto. El hecho de manejar el verbo "quemar" se respalda con la acción sutil del sexo y la explícita del cigarro, aunque creo que es más explícita la del sexo que la del tabaco, pero bueno, en todo caso la escopeta está junto a la puerta porque se va a disparar. Muchas gracias por la lectura tan atenta, señor, ya comentaremos el tema con más calma.