Torreslandia, como cualquier creación, surge del amor, del amor por uno mismo y por el otro, del amor por la letra, por la palabra bien dicha, bien utilizada, por el color en trazos sobre papel, madera o lienzo. El amor al sonido, a los matices, a los silencios. Torreslandia es más una parafilia que una filia a secas, es la afición por el ludosensualismo, ludorealismo, lo lúdico, lo onírico, lo sensual, lo sensitivo, el sentido, la forma, la idea.
En Torreslandia se vale pegar un poema, pegar un cuento o pegar un chicle. Se vale atorar una canción, trazar una linea o implantar una imágen. Se vale todo sin valernos de nada más que la autenticidad de lo aquí contenido.
Bienvenido a esta nueva tierra en donde esperamos encuentres lo que no has buscado todavía.