viernes, julio 13, 2007

El servicio en las bibliotecas ¿siempre?

Estoy asustada. Hoy al medio día sucedió algo en mi biblioteca que jamás pensé que me sucedería. Debido a que dos de mis colaboradoras están asistiendo a un curso de recursos bibliotecarios, tuve que bajar a la sala de lectura a apoyar a la referencista. La política es que el área de servicios al público no puede quedarse sola ni un minuto. Era casi la hora de comer y el plan consistía en que primero saldría a comer Estela y ya que regresara, me iría yo. Cuando llego a la sala de lectura, no eran más que 5 usuarios. Dos están de intercambio y vienen de Sonora, dos estudiantes de historia y una usuaria "especial" que lleva varios meses viniendo a leer la revista Arqueología Mexicana y que a pesar que invariablemente nos deja algún souvenir: lápices, plumas, borradores, en las mesas de la sala de lectura, nunca había manifestado signos de violencia... hasta hoy.

Están las estudiantes de historia en el mostrador esperando ser atendidas, todos hablamos en voz muy baja. Se levanta la "usuaria" especial y se dirige al mostrador empuñando una lapicera que le encajó en la espalda a una de las estudiantes. Por supuesto la estudiante gritó. Por supuesto nosotras reaccionamos. La usuaria especial, sonrió y regresó a su lugar en la sala. Me molestó tanto, que le llamé al guardia del colegio. A los 10 minutos apareció "chómpiras", a quien le dije lo ocurrido. La usuaria especial se levanta y empieza con una perorata de insultos y amenazas contra mi persona y contra Estela. El policía se quedó escuchándola, cuando dejó de hablar le preguntó (¡¡¡!!!) "y entonces, qué vamos a hacer?" la usuaria le dijo que lo que quisiera, que ella era "judicial" y que ninguna policía municipal se iba a meter con ella. El policía, en vez de llamar desde la biblioteca, atravesó todo el colegio para ir a buscar una extensión y llamarle a la policía. Por supuesto que la usuaria no se quedó esperando. En cuanto salió el policía ella se fue por la puerta hacia la calle.

Si bien no es la primera vez que llegan hasta la biblioteca usuarios con alguna deficiencia mental. Sí es la primera vez que se da un caso de agresión y estoy muy asustada. Independientemente de las amenazas o lo que pudiera hacer esta mujer (que dudo que pueda hacer algo más que no sea hablar), me preocupan varios aspectos:

1.- Si bien la biblioteca en donde trabajo, es una biblioteca especializada en ciencias sociales y humanidades; nunca se le ha negado el servicio a estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato cuando llegan a pedir información ajena a la que tenemos en nuestra biblioteca. Al contrario, mis colaboradoras tienen a la mano libros de química, física, matemáticas, español, etc., para estos casos especiales. Es una biblioteca de puertas abiertas. Nuestro único interés es ofrecer el mejor servicio a nuestro alcance.

2. Desde hace años nos han visitado desde indigentes hasta hijos de industriales, políticos o empresarios del estado sin que hagamos la menor distinción entre ellos. Así fue el caso de don José (nombre inventado), quien fuera paciente de medio internado en el hospital de San Juan de Dios, y quien siempre que venía a la biblioteca (con su cobija, su banquito y una mochila con sus poquísimas pertenencias), conversaba conmigo o con alguna de mis colaboradoras y se sentaba durante horas a leer libros sobre temas tan profundos como la vida y la muerte, el maiz, la cosmogonía hindú, etc. Cuando terminaba de leer, regresaba al hospital, en donde cada vez eran menos los internos, decía él.

3. El policía del colegio. Don viejito o "el chómpiras". Es un policía que a estas alturas ya debiera estar jubilado, debe contar más de los 75 años y sigue trabajando. Cómo un policía le puede preguntar a un agresor, quien quiera que sea, hombre o mujer, drogado o en sus cinco sentidos: "y entonces, qué vamos a hacer?", señor, por Dios!!!, hay una agresión física y verbal, y usted es policía, qué se le ocurre que podamos hacer???

Estoy asustada. Estoy molesta. Esta biblioteca ha sido infinidad de veces un refugio para muchas personas, para niños, inclusos para adolescentes que venían a "noviar" lejos de la censura de sus padres. Siempre hemos deseado que se ejerza la libertad del gusto por la lectura, que la gente sienta confianza de acercarse a la biblioteca aunque sea a utilizar sus servicios (w.c., agua, sillas para descansar del sol zapopano); por qué tendría que ser diferente a partir de que una loca viene agrede y amenaza la tranquilidad en la que hemos trabajado siempre?

Me queda claro que mañana no abriré la puerta de la biblioteca con la confianza con que la abrí el día de hoy, y ayer, y antes de ayer desde hace 11 años. Me queda claro que a partir de hoy tendré que cuidar quién se asoma, quién entra a la biblioteca, quién está afuera observándonos. Me queda muy claro que mi mejor refugio, mi cueva, mi guarida, ha sido violentada... y no me gusta.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Ni te angusties, ni te pongas nerviosa, hay gente detrás de tí y por mi madre que si llegara a ocurrir algo, en su pinche vida se les va a olvidar, relajate y ríete solo fué una piedrita en el zapato.
Geo, es más justo preocuparte por un camión que por una pendeja que llegó a ser "judicial".
Cualquier cosa agridulce "here i am"
Buen día sol!

Unknown dijo...

MÁTENLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

libréluna dijo...

pos el sábado le volvió a caer la usuaria "especial", pero ni la enfrenté. Le marqué al poli pa que viniera a sacarla y mientras me encerré en el acervo. Así que ni la vi. Hoy es lunes y mis vidrios están intactos, las paredes no tienen graffiti, y aunque se respira una tensa calma, al menos seguimos respirando.