dicen que el enamoramiento desaparece a los seis meses de conocer a la persona que nos hace cambiar el rumbo. Cuando una se da cuenta de que la persona de quien se dice enamorada empieza a ser un humano. Después de seis meses pasan muchas cosas: el ser amado se vuelve real y aquel halo de perfección que nos deslumbró en un principio se va apagando, diluyendo...
¿y qué pasa si esto no sucede?, ¿qué pasa si en vez de perder ese brillo o aún perdiéndolo, la persona se hace más fuerte, más importante a nuestros ojos?, ¿se puede hablar de amor, entonces?, ¿hemos pasado de la arena de la seducción y las mariposas para entrar en el tortuoso y en ocasiones difícil camino del amor?, ¿qué es el amor, entonces?, ¿dejar de sentir el aleteo en el estómago, la emoción?, ¿o seleccionar las emociones que nos harán vibrar de verdad?
¿qué pasa cuando detalles insignificantes como un paseo en el carro, una conversación intrascendente, una sonrisa o una caricia disimulada se vuelve, en lenguaje taurino, la faena de la tarde?
No soy buena manejando mis emociones. Nunca lo he sido. Esta tarde escuché en la voz de un psicoanalista que las personas impulsivas son las menos reflexivas y la irreflexión es consecuencia de la carencia del lenguaje. Pero yo hablo y hablo, escribo y escribo y pienso y pienso lo que puedo decir o lo que no tengo que decir pero, a veces, la riego... y la riego bien bonito.
No vivo con la persona que me desvela mientras intento descifrar sus palabras, o sus miradas, sus sonrisas o el entrelineado de sus historias. Mis momentos con esa persona se reducen a uno o dos encuentros en la semana, uno sólo para nosotros, el otro lo compartimos, pero siempre hay un momento en el que sólo nos tenemos a nosotros y son esos momentos los que me acompañan durante la semana para seguir pensando que le significo algo más de lo que los demás ven en mi.
Hoy fue uno de esos días en que debí pensar antes de hablar. Ser una mujer madura, independiente, fuerte, sonriente al desastre más bello. Comprender con la madurez requerida en estos casos que no hay códigos ocultos, que no hay entrelíneas, que las cosas son como son: claras, sin misterios, no hay un lenguaje exclusivo.
¿estoy en una ilusión?, ¿veo lo que no es?, ¿siento lo que no existe?, ¿camino, pienso y hablo de lo que no sé ni tengo la más remota idea?
tal vez no sea el mejor tema para retomar este diario de vuelo, pero hoy, precisamente hoy, me gustaría sumergirme en un estanque y vivir bajo el agua los próximos 3 años o ya de perdis hasta que pase la lluvia, hasta que salga el sol otra vez.
lunes, junio 14, 2010
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3 comentarios:
Bienvenida de nuevo, creì que no volverìas, me da harto gusto.
El amor es este juego difìcil, la rutina, lo cotidiano no impiden que haya amor.
Sani, si te sumerges en el estanque tres años... ¿me invitas?
Claro que sí, mamigui, yo te aviso. Regresar al blog se siente bien, es como volver a la casa donde inició todo. Un abrazo.
Con el corazón palpitando me di cuenta de las palabras nuevas. Me gusta leerte, aunque sé que la escritura, aunque catártica, a veces es dolorosa.
Pero me sigue gustando volver a leerte.
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