lunes, mayo 09, 2016

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Han pasado algunos años y mucha agua ha corrido bajo el puente. No voy a caer en la presunción de la evolución como persona, realmente no hay nada que presumir. Los años han sido difíciles, algunos amargos sabor a quimioterapia, otros dolieron como si no hubiera otra cosa que sentir, otros años, quizá solo fueron meses, se fueron lento, despacito, como si cada día le pidiera permiso al otro para llegar. Necesito desentumir mis dedos, volver a escribir. Reencontrarme con mis piensos y mis letras. Me declaro introvertida. Tuve que pasar mucho tiempo sola, crecer en silencio para darme cuenta de que si bien me encantan las personas, no sé estar entre ellas. Me aburro, me desaliento, no sé qué decir que pueda parecer interesante sin que llegue a ser presuntuoso y tampoco soy de charla sencilla. Prefiero el silencio detrás del monitor, aunque la biblioteca esté llena de niños y plática o proyectos en ciernes. Prefiero mi yo conmigo, tan seguro, tan coherente, tan mío.

Sigo siendo adicta al autoboicot, no termino lo que comienzo, no comienzo lo que tendría que haber iniciado hace años. Todo a medias. Todo siempre en el vórtice. Todo listo para terminarse y no termino. Y no importa. De verdad, hay muchas cosas que las personas creen que son importantes: la tesis, el sobrepeso, el cabello, la vista, la agilidad mental y física, la rapidez, la perfección, lo bonito, lo agradable, lo sencillo. Y yo soy la antítesis de todas estas preocupaciones cotidianas. Y me sé sola con ellas, ante ellas. Cuando nadie se mete, no pasa nada.El problema está en los bienintencionados que siempre buscan mejorar el panorama. Ahora sí, díganme malagradecida.

Sigo siendo madre; ahora de una adolescente. Buena hija, respetuosa, empática y voluntariosa. Seguro llegará lejos. Sigo casi completa: amputada de padre y del seno izquierdo; ambas pérdidas a cual más de dolorosas, casi llevaderas... casi. Sigo enamorada y sin querer aterrizar ni caer en la cotidianidad de los seis años que llevamos juntos él y yo. Sigo insegura. Sigo celosa. Sigo...

Y aquí estoy, de regreso, organizando mis ideas o al menos muriendo en el intento. Gracias por leerme.

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