miércoles, noviembre 05, 2008


This is not an Exit


Adolorido. No puedo describir de otra manera mi estado anímico. Cuando creo que ya no puedo ver nada peor en mi país: pum!, sucede. Después del avionazo de anoche, traigo varias dudas brincándome de los ojos al cerebro y de regreso:


1. ¿Se cayó o lo tumbaron?

2. Si fue un accidente, ¿Cómo la segunda persona más importante del gobierno de México es suceptible a accidentes aéreos?

3. Al estar a escaso kilómetro y medio de distancia de la Residencia Oficial, ¿no será una "llamada a la puerta" de quien habita esa casa?

4. ¿Quién está dirigiendo El Estado en este momento?

5. A Mouriño un minuto de silencio y funerales de honor, y ¿para México, qué?, ¿una hora de silencio?

6. y si fue un atentado ¿se reconocerá que el país está viviendo la peor crisis política y social de los últimos 80 años?


Me duele mucho mi país. Me duele no saber si es bueno que me duela en vez de sentir temor. Me duele el miedo. Me duele el sentirme personaje de Bret Easton-Ellis encontrando en cada puerta un letrero que dice: "Esta no es una salida". Me duele la certeza de que las cosas no mejorarán, tal vez al contrario... Me duele ver a un presidente-ratoncito empequeñecido por la tragedia y no al tigre lastimado que sale a desquitarse por la herida que le provocaron.


Mi tabla de salvación, como en otros casos: el cinismo. Me receto Nervocalm, una visita el próximo viernes al psicólogo, la mudanza y muchas pero muchas ganas de sentirme mejor... aunque sé que no será fácil...

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