Lejos, descansando sobre un suelo que no conozco;
sobre el frío, bajo la cama:
tus zapatos.
Hace mucho no siguen mi andar,
hace un siglo dejé de esperar tus pasos,
tus silencios, tu ausencia.
Camino.
Mis pies se cansan de seguir el camino
-no el tuyo, no-
Aunque soy obsesiva
y mi paranoia hace gritar
mils voces que no escuchas,
sé bien que no puedo seguir tus huellas.
Hoy la noche se abre bajo mis pies.
Tengo frío.
¿Y tus pies?
¿En qué piernas se enredan?
¿y tus zapatos?
¿de qué lado de la cama descansan?
¿extrañan mis sandalias?
¿se sienten aliviados por no seguir mis pasos?
No estás
y el tiempo acaba.
Es hora de empezar a andar sin ti.
*Este poemita se escribió la noche/madrugada del sábado, en la granja, mientras Carlos y yo hacíamos ejercicios de escritura y nos torturábamos mutuamente entre las imágenes y los conceptos. Salud por los tequilas, la música y la compañía.
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1 comentario:
Genial. Hay de zapatos a zapatos. ¿Recuerdas? "Cuando dejas tus zapatos pegaditos a los mìos..."
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