jueves, marzo 16, 2006

Cuentos chinos y otros rollos orientales...


Leí: Bella de Candor y otros relatos eróticos chinos. Si bien Bella de Candor es el más elaborado, el más rico en imágenes (no sea cochino, el erotismo chino dista mucho de lo explícito del erotismo occidental, así que acostúmbrese a frases como "pensamientos primaverales", "fuego que enciende detrás de la montaña", "el león que juega con la bola de estambre", etc., etc.) y el que presenta con mayor claridad los juegos y devaneos amatorios del siglo xii o xiii en China, no es el más divertido. Y, honestamente, si vamos a leer un texto erótico, lo menos que podemos esperar es que a) nos excite o b) nos divierta. Afortunadamente, la edición en la que leí estos cuentos chinos, forma parte de la colección de literatura erótica "la sonrisa vertical" (rip) de Tusquets, esto garantizó un trabajo sumamente cuidado, con un glosario de términos y frases que hay que memorizar de alguna manera para no perder la hilación de la trama durante la lectura. Mi cuento favorito de esta compilación, es la "historia de una mujer viciosa", la trama está en el título, y para mi gusto, lo mejor del cuentito es la primera parte, en donde para explicar la relación incestuosa que sostiene desde temprana edad con su primo, utiliza ideogramas sencillos por palabras, además de que el tono narrativo del cuento parece que va de la mano con la edad de la mujer que está narrando su historia. Así vemos la ingenuidad de la niña tocando bajo las cobijas el sexo de su primo, sin susto, con curiosidad incipiente para saber, "cómo están hechos los hombres", su paso por la adolescencia y cómo se vió asediada por los criados de la casa, hasta que la casaron y "conoció" no sólo a su marido, quien siempre estaba de viaje, si no a sus cuñados, a su suegro, al monje del templo cercano, al esposo de la hermana, etc., etc., El final, como toda buena fábula, termina con la clásica moraleja en torno a la concupiscencia y la decencia y todavía señala que la historia la escribió una mujer viciosa para que las mujeres no caigan en los placeres de la carne.

Vi: Hollywood-Hong Kong, estridente, caótica, miserable, divertida (aunque nunca supe si realmente la disfruté) y radiante como una buena película de Fruit Chan. Me gustó mucho que el director se olvidara un poco de su tono político socialistoide en el que siempre había incurrido, para dejarnos ver, siempre con una mirada crítica a la disparidad económica de Hong Kong, un pequeño mundo feliz dentro de la miseria en la que están inmersos los personajes principales: la familia Chu, compuesta por el padre y dos hijos, que son dueños de un local de venta de cerdos asados, en una chabola y Cueng, amigo del hijo mayor de la familia Chu, quien maneja un sitio de pornografía. Su vida, por demás monótona, se ve interrumpida por la llegada de Tung Tung, una joven extranjera que los seducirá a todos, incluso la familia Chu la toma como un ángel que ha venido a distraerles la rutina, para alegrarles los días. Las cosas se complicarán a partir de que Tung Tung acusa a Cueng de haberla seducido a pesar de ella ser menor de edad, los siguientes en perjudicar serán los Chu. Aunque todavía no sé si disfruté de la película, debo reconocer que la fotografía es casi impecable, en contraposición de la música pop que no dejó de escucharse durante toda la película y que en cierta forma la abarató. Dominguera, sin posibilidades de entrar entre mis favoritas.

No hay comentarios.: