Magnífico!!!
La voz es de Chuck Norris.
martes, agosto 28, 2007
lunes, agosto 20, 2007
Dos semanas...
Estuve fuera del aire por dos semanas gracias a mis preciosísimas y más que deseadas vacaciones. El semestre que ya pasó fue el más largo de todos los semestres que he pasado en el calendario, fue en mi, el equivalente al siglo xix en México, lleno de cambios, de movimiento, de dudas, lleno de vida con su rostro más duro, más vulgar, más neto. No con el rostro que se pone para ser arrullo de sueños, paño de lágrimas, risa contagiosa, que también es chida la vida en ese tono.
Así que salimos de vacaciones. Y nos fuimos a Querétaro la PRF y yo. De muchas maneras distintas yo ya había estado en Querétaro, aunque nunca pisé sus calles. Querétaro fue, durante muchísimo tiempo, un punto de referencia, un punto de encuentro y desencuentro, mi ciudad prohibída, la ciudad sitiada, la fortaleza. En esta ocasión Querétaro me recibió distinta: fresca, limpia, enamorada, delicada, sutil, encantadora, detallista, mágica. Fue un viaje en el que descubrí la verdad y la vida enamorada de un gran amigo. Fue un viaje en el que conocí a gente maravillosa, inolvidable, neta. Fue, como todos los viajes, un encuentro y un desencuentro. Un matar un poquito de mi historia para encontrar una nueva, conocer y reconocer a gente que ha estado infinitas veces frente a mis ojos, en mis sueños, en mis ideas.
La segunda semana de vacaciones la pasamos en la vorágine de los útiles escolares, los uniformes y los pagos por hacer. En el blog de la princesa de los rizos furiosos habrá algo que contar desde la emoción de doña Lavinia.
Nunca he creído que las vacaciones sean sólo alegrías, tranquilidad, descanso. Y estas vacaciones no fueron la excepción. Sutilmente, como quien no quiere ver, como quien no quisiera darse cuenta, descubrí que perdí terreno con una de las personas más importantes en mi vida. Sé que no soy una "easy going", que a veces soy demasiado pesadita, que puedo ser aburrida y que a veces mis razonamientos son más bien rebuscamientos. Sé que no brinco en los antros, que el blues no es una de mis pasiones, y que prefiero la poesía y el buen vino, la plática escencial, soltar mis miedos, tomar los tuyos, ser tu amiga, cómplice, prima, hermana, mamá; a contarte lo bien que me trata la vida, lo bonita que me siento, lo mucho que me gusta destramparme. Todo eso es una mentira en la que no pienso caer y sé que no comprarían de mí. Me duele la distancia, me duele haber perdido terreno, me duelen el ego, el estómago, los ojos... me duelen mis dedos por dormir con los puños cerrados. Estoy luchando.
Tal vez sólo sea cuestión de tomar mi concha e irme como el caracol. En vía de mientras, les dejo unas fotos pa que se entretengan.
Los anfitriones queretanos: Eduardo y Rocío.
El brazo amigo es una extensión de la Clau
durante el brindis del bohemio.
Raúl y doña borrascas. Isabel, Claudia y su celular (imprescindible).
Así que salimos de vacaciones. Y nos fuimos a Querétaro la PRF y yo. De muchas maneras distintas yo ya había estado en Querétaro, aunque nunca pisé sus calles. Querétaro fue, durante muchísimo tiempo, un punto de referencia, un punto de encuentro y desencuentro, mi ciudad prohibída, la ciudad sitiada, la fortaleza. En esta ocasión Querétaro me recibió distinta: fresca, limpia, enamorada, delicada, sutil, encantadora, detallista, mágica. Fue un viaje en el que descubrí la verdad y la vida enamorada de un gran amigo. Fue un viaje en el que conocí a gente maravillosa, inolvidable, neta. Fue, como todos los viajes, un encuentro y un desencuentro. Un matar un poquito de mi historia para encontrar una nueva, conocer y reconocer a gente que ha estado infinitas veces frente a mis ojos, en mis sueños, en mis ideas.
La segunda semana de vacaciones la pasamos en la vorágine de los útiles escolares, los uniformes y los pagos por hacer. En el blog de la princesa de los rizos furiosos habrá algo que contar desde la emoción de doña Lavinia.
Nunca he creído que las vacaciones sean sólo alegrías, tranquilidad, descanso. Y estas vacaciones no fueron la excepción. Sutilmente, como quien no quiere ver, como quien no quisiera darse cuenta, descubrí que perdí terreno con una de las personas más importantes en mi vida. Sé que no soy una "easy going", que a veces soy demasiado pesadita, que puedo ser aburrida y que a veces mis razonamientos son más bien rebuscamientos. Sé que no brinco en los antros, que el blues no es una de mis pasiones, y que prefiero la poesía y el buen vino, la plática escencial, soltar mis miedos, tomar los tuyos, ser tu amiga, cómplice, prima, hermana, mamá; a contarte lo bien que me trata la vida, lo bonita que me siento, lo mucho que me gusta destramparme. Todo eso es una mentira en la que no pienso caer y sé que no comprarían de mí. Me duele la distancia, me duele haber perdido terreno, me duelen el ego, el estómago, los ojos... me duelen mis dedos por dormir con los puños cerrados. Estoy luchando.
Tal vez sólo sea cuestión de tomar mi concha e irme como el caracol. En vía de mientras, les dejo unas fotos pa que se entretengan.
Los anfitriones queretanos: Eduardo y Rocío.
El brazo amigo es una extensión de la Clau
durante el brindis del bohemio.
Raúl y doña borrascas. Isabel, Claudia y su celular (imprescindible).
viernes, agosto 03, 2007
Anoche me soñé Libélula
En un estanque, el agua era clara y si acercaba demasiado mi vuelo podía ver ajolotes, el cieno, y animales extrañísimos que habitan esos lugares y que cantan, gritan, susurran, las canciones que sólo se cantan en esos estanques.
El cielo era obscuro de tan nublado y a lo lejos se podían divisar rayos del sol furioso empeñado en volver a dominar su cielo.
Volé mucho rato un vuelo no planeado, caprichoso, violento, pero tan preciso, tan concienzudo, que a las primeras gotas de lluvia, me precipité agitando mis alas hasta quedar refugiada bajo una hoja.
La tormenta duró mucho rato. Mi vida dependía de la firmeza de la ramita en la que estaba y de que no soplara el viento. En ningún momento sentí temor o miedo. Me limité a ver lo que me permitía ver tanta agua cayendo.
En un parpadeo todo se volvió oscuro, seco, se acabó el canto de los bichos, y mi hoja se convirtió en una caja negra, de paredes altísimas. Quise volar y mis alas chocaron incontables veces.
Atrapada y sin salida, desperté.
El cielo era obscuro de tan nublado y a lo lejos se podían divisar rayos del sol furioso empeñado en volver a dominar su cielo.
Volé mucho rato un vuelo no planeado, caprichoso, violento, pero tan preciso, tan concienzudo, que a las primeras gotas de lluvia, me precipité agitando mis alas hasta quedar refugiada bajo una hoja.
La tormenta duró mucho rato. Mi vida dependía de la firmeza de la ramita en la que estaba y de que no soplara el viento. En ningún momento sentí temor o miedo. Me limité a ver lo que me permitía ver tanta agua cayendo.
En un parpadeo todo se volvió oscuro, seco, se acabó el canto de los bichos, y mi hoja se convirtió en una caja negra, de paredes altísimas. Quise volar y mis alas chocaron incontables veces.
Atrapada y sin salida, desperté.
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